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lunes, 2 de mayo de 2016

¿Por qué lloran los ojos al cortar cebolla?

Hay dos factores que entran en juego en esta historia, por un lado el aparato que genera las lágrimas y la cebolla.

Las lágrimas


El cuerpo humano genera las lágrimas en dos glándulas que están situadas encima de cada ojo.

Glándula lagrimal
Estas glándulas lacrimales crean y liberan a la superficie del ojo un fluido formado, fundamentalmente, por agua con una cantidad de sal disuelta, por eso las lágrimas son saladas. Curiosamente se ha comprobado que la salinidad de las lágrimas es aproximadamente la misma que la del agua de los océanos, algo que, según algunos, es una reminiscencia de que nuestros remotos ancestros salieron del mar. Además de esos dos ingredientes principales, las lágrimas contienen lisocima, un producto antibiótico, mucus y anticuerpos para proteger el ojo de las invasiones externas. Básicamente ése es el cometido principal de las lágrimas: proteger el ojo de las agresiones externas, mantenerlo húmedo, lubricado y en óptimas condiciones. Cuando algún cuerpo extraño llega al ojo lo intentamos eliminar a base de lágrimas que arrastran el polvo y las sustancias irritantes diluyéndolas y expulsándolas fuera del ojo.

Las cebollas


Las cebollas contienen trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteina sulfóxido, una molécula que es inodora. 


trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteina sulfóxido

Cuando cortas la cebolla, produces roturas celulares que permiten a un enzima llamada alinasa entrar en contacto con el trans-(+)-S-(1-propenil)-L-cisteina sulfóxido, produciendo piruvatoamoniaco y syn-propanotial-S-óxido.

syn-propanotial-S-óxido
Esta última molécula es volátil y es la responsable de la irritación ocular y del lagrimeo; es rica en azufre e impregna el ambiente. Entre las muchas habilidades de este producto está la de combinarse con el agua.

El gas impregna el aire y entra en contacto con el agua que mantiene los ojos permanentemente húmedos. Entonces se produce una combinación química que da como resultado sustancias como el propanol y el ácido sulfúrico, entre otras.

Ácido sulfúrico
El ácido sulfúrico es irritante y los ojos se defienden de él haciendo todo lo posible por diluirlo añadiendo más agua, o lo que es lo mismo, con lágrimas.

Así pues, son en última instancia los compuestos de azufre los que nos hacen llorar desconsoladamente cada vez que partimos una cebolla.

Información tomada de:

jueves, 28 de abril de 2016

La NASA depende del culo de los caballos

Cuando vemos una lanzadera espacial en su rampa de lanzamiento, notaremos dos grandes cohetes unidos a los lados del principal tanque de combustible. Son los llamados SRB (Solid Rocket Boosters) y son construidos por Thiokol en su factoría de Utah.



Los ingenieros hubieran preferido dar mayor tamaño a los proyectiles, para aumentar la capacidad de los depósitos de combustible y así propiciar potencialmente un mayor alcance en el lanzamiento. Sin embargo, debieron conformarse con el tamaño actual puesto que deben transportarse en tren desde la fábrica hasta la base de lanzamiento. La línea férrea entre la fábrica y Cabo Cañaveral cruza las Montañas Rocosas a través de un túnel, que no permite el paso de depósitos de mayor tamaño. El gran condicionante, por tanto, para establecer el tamaño máximo de los cohetes.

La anchura de los túneles viene determinada por la anchura del tren y éste, a su vez, tiene relación directa con la separación de los raíles. La distancia estándar entre los raíles de la vía del tren en Estados Unidos es de 4 pies y 8.5 pulgadas (unos 1.4 metros). Puede parecer una medida extraña a ojos de la red española (1.668 metros), pero los ferrocarriles norteamericanos se construyeron igual que los británicos por ingenieros ingleses, que pensaron que era una buena idea ya que permitiría usar locomotoras de la madre patria.



Las medidas de 4 pies y 8.5 pulgadas eran precisamente las mismas que utilizaron quien construyeron los tranvías en Gran Bretaña y las primeras líneas del ferrocarril siguieron con la pauta establecida sin pararse a pensar en nada más. Pauta que también se había seguido anteriormente con los constructores de carros quienes se encargaron de construir los tranvías sin modificar tan siquiera las herramientas elegidas para los montajes.

Da la casualidad de que los caminos de toda Europa estaban marcados por las roderas de los carros y cualquier otra medida hubiese causado la rotura de los ejes de las carretas. Y esas rodadas quedaron así marcadas desde los tiempos de los romanos, de tal forma que se simplificaba el desplazamiento de las legiones cargadas con todos sus pertrechos.

Evidentemente los caballos tiraban del carro de guerra de los romanos. Los animales debían de galopar uno al lado del otro por lo que tenían que tener la suficiente separación para no molestarse. Con el fin de mejorar la estabilidad del carro, las ruedas no debían coincidir con las pisadas de los caballos y, al mismo tiempo, no debían estar demasiado separadas para no causar accidentes cuando dos carros se cruzaban en el camino.

En conclusión (según la teoría de Didier Nordon) la separación entre los raíles del ferrocarril norteamericano (1.4 metros) viene determinado porque 2.000 años antes, en otro continente, los carros romanos se habían construido en función de las dimensiones del culo del caballo.