¿Cómo se conserva mejor
el queso?
El queso es un producto natural vivo
que madura continuamente desde el día de su elaboración. Al queso le gusta el ambiente
fresco, pero no el frío. Su grasa es fotosensible, pues la acción de la luz puede
cambiar su sabor. Por esta razón, siempre debe estar preservado de la luz.
Dado que la mayoría de las viviendas
hoy en día no disponen de una despensa o una bodega bien temperada, el queso suele
guardarse en la nevera.
Para disfruta de todo el aroma del
queso, éste debería sacarse de la nevera al menos una hora antes de su consumo.
La humedad en el almacenamiento puede
influir en la calidad del queso, así como las temperaturas cambiantes. Las oscilaciones
de temperatura provocan que la superficie se humedezca. Si hace demasiado calor,
el queso madura demasiado rápido. Dado que en temperaturas altas se forman más bacterias,
el queso también puede adquirir un sabor amargo. A pesar de todo esto, una temperatura
también demasiado fría puede agriar su sabor. Durante el almacenamiento, el queso
debe estar protegido para evitar que se reseque.
Una humedad en el ambiente del 80-90
% resulta óptima para el queso. Generalmente, el cajón destinado a la verdura es
el sitio ideal para guardarlo. En caso de que se cuente con una bodega fresca y
bien ventilada o una despensa con una temperatura constante de 10ºC, el queso debería
almacenarse sobre un soporte. Resulta ideal tender un paño húmedo con vino o agua
salada sobre el queso sin moverlo.
Texto extraído de: Brigitte Engelmann y Peter Holler. Manual del Gourmet del Queso. Ed. H.F. Ullmann
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